Están hablando de Cronothopía:

lunes, 23 de enero de 2012

Fagocítizen, la ciudad de los que nacen muertos. (Adelanto)

                                 "Poussin in Hell", Peter Witkin

"Un hijo de Judas y la fe de Matilde dan a luz a su primogénito, quien por nombre tiene el Engendro del Olvido."Algunos aseguran que también le llaman "Narciso, el Vacío"; pero a estos, claro está, no deberíamos tenerlos en consideración, tienen maldita la memoria. Como sea, esto es de su autoría, créanme que el anonimato es su firma mas legible.

   Ahora que tengo mi tapado de piel de Judas que abriga la ausencia del abrazo y tengo esta mirada que solo ve miedo donde mira, y estas manos que cansadas de estrujar pañuelos buscan el cuello de los cisnes blancos, para que los negros  sean ley; ahora que se reveló el odio en mí como una bestia descarnada, con las costuras de un corazón del revés; ahora que sí está vacío donde reinaba la oscuridad y acechan los silencios en el vuelo mudo de lechuzas que cazan lenguas serpenteantes en esta noche eterna; aún vibran en el parqué el crujir de estos huesos rotos al caer  y el reventón de este corazón que, como bolsa de sangre sin herencia, me arranqué para probar que sí se puede vivir sin amor.
 Están firmes mis puños que conocen de muros y buscan ciegos los espejos que descubran donde estoy. Quiero arrancar del mundo mi imagen, borrar de las memorias mi existir, asesinar a los que me conocieron. Que no haya testigos, ni escena del crimen; si presionar el botón rojo pudiera lo haría sin culpa ahora mismo, lo haría por lástima. Quiero odiar sin remordimiento, odiar por odiar a todo y a todos, que lo que toque se quiebre, se rompa, se caiga, llore y sangre; quiero merecerme este infierno, quiero ser el Mesías de los Canallas. Que me ardan los ojos cada vez que se me revele la belleza, quiero ser la carnada inerte de la muerte, que el temor que me tengan guarde mi soledad incorrupta; que lágrimas como diamantes rajen mis ojos al salir, que el dolor valga la pena ser llorado.
 Busqué todo, esperé todo, y lo soñé, lo creí; tuve fe, la tuve toda y ahora la caída es infinita, no hay fondo. Moriré esta noche en el aire, precipitándome hacía la nada en este todo incierto, respirando las últimas palabras de mentira. Lo haré como el pez que trata de tomar aliento de vida fuera del agua, sin hacer más que morir indignamente. Juego a aguantar la respiración, juego a besar la muerte, a morderla y tragarla a bocanadas; nacemos solos y solos nos vamos, mientras tantos jugamos a no estarlo. Soy un pobre idiota que sabe su condición. Todo lo que viví es mentira, el pasado lo es, solo el futuro existe y jamás nos pasa. Todo es un espejismo, un engaño a los sentidos, somos la reducción de lo que no somos, todo lo que anhelamos nos resume y nos limita a lo que somos que por supuesto nunca es suficiente.
Hasta que al fin llegó, como llegan los ladrones, sin hacer  apenas ruido; no sabía que quería hasta que lo encontró, era un  corazón enorme que latía en el aire; y lo oyó, lo vio, se acercó demasiado, lo tocó aunque decía en grande no tocar, como un niño jugó con él, lo apretujó, lo probó, lo arrastró por el suelo con su cordel hasta que este dejó de latir, entonces con aburrimiento y decepción lo abandonó en el suelo, dio media vuelta y se fue a buscar algo, otra cosa, que aún no sabe que es...
 "Eperdu, via luminousinsec", Peter Witkin.

 ...la certeza es el futuro de la duda; la certeza es plena, está quieta y desnuda, su piel es mineral, su corazón también es piedra. La duda me lleva, me dilata y me contrae, la duda es vida, la duda late. Todo es duda y es la fe su hija pródiga, ella nos lleva, nos trae, nos marea por el mundo y el tiempo; la fe hace futuro, nos hace ser y querer ser, la fe es la amnesia de muerte. Creemos y queremos creer que no hay más que vida y eso nos da la “certeza” de que no estamos muertos. Siempre hay espejismos uno tras otro, donde miramos todo es ilusorio; esto es muy conveniente para hacernos el viaje llevadero, hasta que de pronto la verdad nos cae encima, nos aplasta y nadie en este mundo de sordos puede oír nuestros ahogados gritos clamando auxilio.
  Miro a los niños, a los lunáticos, a los creyentes y espero con mis visceras se mantengan inocentes de toda esta mierda mientras vivan, la ignorancia nos hace irresponsables de lo que somos y de cierta manera da un bienestar parecido a lo que cualquier romántico llamaría felicidad. Ya no hay mujer que yo busque, no hay hijos del futuro; solo vine, solo me voy, silbando bajito por la calle Arenas en la dirección opuesta en la que nos conjugamos una vez Ella y yo. Tanta belleza desperdigada como simientes de engaño solo nos distrae de lo que realmente somos. Estamos en este corral de matadero esperando el turno para salir donde creemos seremos libres, el destino es el matarife de turno. El arte es la manifestación estética de la gran mentira. No es una amenaza, si pudiera hacer que esto pare lo haría por compasión, por lástima. Nadie salva ya, Nadie es el ser redentor, ese es mi Dios, Nadie. Por qué no hay nada en que creer que salve; estamos irremediable y fatalmente solos, por siempre, no somos más que un puñado de carne sin cadena de frío ni biografía que se descompone en el tiempo. No nos tenemos ni a nosotros mismos, somos para nosotros ese perro que llamamos llorando cuando estamos solos y tristes y aburridos y que nos da la espalda para irse en otra dirección moviendo su cola que dice “NO”. Si te dicen vengo a salvarte ¡¡MENTIRA!! ¡Nadie te salva! Estás solo, desnudo y temblando; eso nos hace tan sociables, el miedo a soportar tremenda verdad que es la suma de todas las mentiras. Hoy creo en la guerra, sé la guerra, es sincera, espontánea, es matar o vivir, es ambas cosas; el hombre es así. Soy una hormiga a la que le cayó una gotita de pintura encima, estoy marcado, haga lo que haga, lo que nací para ser/hacer o no, estoy marcado. ¿Alguien podría probar que me equivoco? Jajá, para hacerlo tendría que vivir todos los días de su triste vida repitiendo su “certeza”, cosa poco probable. La inestabilidad, la inconstancia innata es la prueba, nada es para siempre, todo cambia, no somos más que nada y ni siquiera eso es para siempre, nos adaptamos para vivir y debemos negar al de ayer, mentirnos es esencial para tolerar el éxodo de lo estable. Así y todo somos siluetas desenfocadas de la misma imagen. La tristeza es un puñetazo de realidad.
Hoy hablé con alguien que está conmigo como yo con Ella (Ella es el ideal que lucha contra toda mujer que se me acerque, destruyendolas a cada una sin compasión) y ¡que revelación! A esta joven le dije lo que pensaba acerca de estas cosas, le pregunté por qué aún creía, por qué esperaba y por qué aún tenía fe, esperanza en que quizás  mañana todo estaría bien conmigo ¡¿todo estaría bien?! Y mientras ella me respondía con todo el optimismo ingenuo que se puede tener, yo, yo ya sabía que no volvería a besarla; tenía la certeza en el mismo tiempo y espació donde ella tenía la duda que la hacía creer; yo era el futuro de su desengaño, ella el pasado de mi fe. No niego que me gustaría que las cosas sean tan simples como para que coincidiéramos en el amor y que todo esté bien, pero no es así, no funciona así. Sin embargo ella insistía con su fe ¿Qué lleva  a la gente a esperar con tanta terquedad que, por un derroche de energía focalizada en un objeto de deseo, todo funcione de mil maravillas? Eso me confirmó empíricamente que no debía esperar nada de la otra, de Ella, por que sería igual de ridícula mi ilusión, que es directamente proporcional al desengaño. Desencuentros, todo es así hasta cuando no lo creemos, solo hay una alquimia posible, todo se hace mierda tarde o temprano; nosotros, el mecanismo mas evolucionado de este planeta solo hacemos mierda, mucha mierda, que vale su peso en abono; quizás nos hagan descuento para nuestras coronas de flores. Nos fagocitamos los unos a los otros con furia voraz. Somos caníbales espirituales que necesitan devorar corazones, esto nos da la fuerza para continuar un tironcito más. Hay quienes producen el amor, hay quienes consumen a estos primeros, hay también quienes depredan el amor y hay quienes lo descomponen; todos dependemos de ese amor para vivir, pero todos nos comemos unos a otros para mantenernos vivos. Sino todo sería una orgia, nos amaríamos corderos y lobos y nos moriríamos de hambre, el amor no engorda. Ya no creo que seamos ese fluir idílico, un bello film de cine independiente de tintes Beats o Indie, nos gusta creer eso; pero mas bien somos una triste fotografía de la muerte. Todos somos parte de un gran álbum de fotos viejas olvidado en algún rincón del universo. Hoy solo quiero que mi nombre muera en la boca de una prostituta; ya entregué el amor a Babilonia para que sea corrompido; me siento seguro en mi abrigo de piel de Judas, hoy no temo decir estas cosas.
¿Hoy habrá alguien que después de leer esto aún quiera besarme? Lo dudo, de todas formas ya vienen centuriones a apresarlos; y este (quien les escribe) será mañana el asesino que esta noche mate, mientras duerme, al de hoy. Mi suerte también está hechada.


 
"Sacristan", Peter Witkin.

Thatto Vüdou  (13/08/2011 - General Alvear, Mendoza)

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